Con la actual coyuntura económica, vuelven a proliferar actitudes irresponsables de empresas que, aunque gritan a los cuatro vientos su compromiso con la responsabilidad social —hoy tan de moda—, no es más que una estrategia de imagen, puro marketing, cuyo objetivo es crear más valor de cara a su negocio y a sus accionistas.
parte de estas empresas que se autodefinen como responsables socialmente, no tienen en cuenta y/o arremeten contra uno de sus grupos de interés mas importantes: los/as trabajadores/as y sus representantes sindicales. Como es sabido, los grupos de interés son uno de los pilares de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), entendida como herramienta de gestión empresarial responsable.
Un dato a tener en cuenta es la cantidad de despidos "masivos", de reestructuraciones de plantilla, de deslocalizaciones productivas, de modificaciones en las condiciones de trabajo y/o su deterioro a través de rebajas salariales, etc., cuando en estas empresas no hace mucho se habían registrado beneficios —en algunos casos inéditos—.
Es cierto que la evolución de la empresa en momentos de crisis, puede conllevar la necesidad de realizar movimientos en la plantilla con el objetivo de garantizar su viabilidad y, al mismo tiempo, el mantenimiento de los empleos. Este hecho forma parte de la vida de las empresas pero, en estos casos, el diálogo social debe ser la fórmula —y no otra— con la que las empresas responsables afronten estos procesos con el fin de aminorar el impacto de las medidas y hacerlas menos traumáticas.
No se trata de sustituir ni de vaciar la negociación colectiva, sino de abrir nuevos ámbitos de intervención sindical
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