UGT, CCOO y CEOE suman 3.284 franquicias, cada una de las cuales recibe subvenciones del sector público nacional, autonómico, provincial y local.
Las subvenciones que reciben la patronal y los sindicatos "más representativos" no llegan únicamente a sus órganos centrales, como tal vez podría suponerse. Muy al contrario, en España existen 2.910 agrupaciones empresariales y 374 federaciones sindicales entre la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO), lo que da como resultado 3.284 franquicias de patronal y sindicatos, las cuales reciben subvenciones en sus ámbitos respectivos: nacional, autonómico, provincial y local.
UGT y CCOO tienen cada una once federaciones que, multiplicadas por 17 comunidades autónomas, suman las 374 federaciones antes referidas.
Como prueba de que no sólo reciben subvenciones las organizaciones matriz sino toda una catarata de entidades asociadas, puede ver parte del listado de entidades beneficiarias de subvenciones procedentes del Ministerio de Trabajo durante el tercer trimestre de 2010 (BOE Núm. 300 Viernes 10 de diciembre de 2010 Sec. III. Pág. 102458). Como se puede ver, en el listado se acumulan las subvenciones concedidas a federaciones y asociaciones empresariales de todo tipo, además de distintas federaciones de los sindicatos, también agraciadas por el maná presupuestario al margen de sus "centrales".
Pero los grandes sindicatos y la patronal no sólo obtienen sus abundantes recursos de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Las comunidades autónomas también compiten entre sí para otorgar fondos a las "organizaciones sociales" para que cumplan el elevado fin al que, aparentemente, consagran su existencia.
En definitiva, los fondos públicos que llenan anualmente las arcas de patronal y sindicatos surgen de las formas más imaginativas gracias al entramado de organismos intermedios con que llegan a copar las convocatorias de subvenciones para los objetivos más diversos.
Por eso, el hecho de que los sindicatos llamados mayoritarios y la representación patronal sean renuentes a informar del dinero que reciben del bolsillo de los ciudadanos españoles no responda, quizás, a un deseo voluntario de ocultamiento. A la vista del complejo entramado patronal-sindical, una explicación alternativa bien podría ser que con tal caudal de subvenciones afluyendo por tan variopintas razones, probablemente, ni ellos mismos sepan a cuánto asciende el trinque anual que financian todos los contribuyentes de España con el dinero de su bolsillo .
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