Parece ser que por fin, con más de dos años de retraso, el Gobierno de España se ha dado cuenta de que hay una grave crisis económica y de que España no puede ser ajena a ella. Por fin parece ser que nuestro Ejecutivo se ha percatado que la forma de combatir una crisis de estas tremendas dimensiones no puede ser ni mucho menos el utilizar la técnica del avestruz y esconder la cabeza bajo tierra a ver si la crisis pasa sin tocarnos.
Este es, sin duda, un punto positivo, o quizás el único punto positivo, de todo lo ocurrido en la sesión parlamentaria del día 12 de Mayo. Casi todo lo demás resulta una nefasta consecuencia de la pésima gestión, o falta de gestión, de nuestros incompetentes gobernantes.
El que ahora tengan que pagar los platos rotos los pensionistas y los empleados públicos no parece en absoluto razonable. El que se hayan gastado todo el dinero de las arcas públicas en sin sentidos con el único afán de defender una posición política del todo equivocada y que ahora pretendan compensarlo reduciendo los ingresos, ya de por sí muy bajos, de pensionistas y empleados públicos no parece adecuado.
¿Cuántos Ministerios sobran con toda la parafernalia y todo el coste económico que conllevan aparejados? ¿Cuántos asesores que han demostrado sobradamente su inutilidad están de más?
¿Qué garantías tenemos los españoles de que, con estas medidas propuestas, vayamos a despegar y a conseguir dejar atrás esta crisis económica? ¿Cuántas subvenciones con doble intención no deberían existir ni gravar las cuentas públicas?...
Son muchos los interrogantes que podríamos abrir y que, difícilmente, tendrían una respuesta positiva para los intereses de nuestro país y de sus habitantes. Mientras mantengamos aferrados en el poder a los culpables máximos de este descalabro nacional, será muy difícil obtener garantías suficientes que satisfagan a la mayoría de los españoles.
Lo más triste y preocupante de toda esta situación que vivimos en España es la falta de alternativas políticas que existen. A casi nadie le gusta este Gobierno ya, pero a casi nadie le convence el principal partido de la oposición tampoco. Además no existen hoy en día otras alternativas políticas con posibilidades reales de gobernar con garantías en nuestra nación.
Con lo espantosamente mal que está actuando el actual Ejecutivo, un partido serio de oposición con programas y propuestas claras, sin divisiones internas, sin acusaciones penales entre los miembros de sus filas, con un claro líder que cohesionara a todos sus afiliados y simpatizantes, etc… lo habría tenido muy fácil para tener a la inmensa mayoría de los votantes de esta nación de su parte. Pero este no es el caso en España.
Tampoco el panorama sindical es mucho más alentador. Se ha instaurado en nuestro país un bisindicalismo interesado que beneficia a muy pocos y perjudica a muchísimos. Es frecuente oír quejas referentes a la inacción de los sindicatos mayoritarios. Todo el mundo conoce las razones de esta falta de acción ante una situación tan gravísima como la que estamos viviendo en estos momentos pero a nadie parece importarle lo más mínimo. ¿Qué ocurriría si se suprimiesen todas las subvenciones a organizaciones sindicales, (además de a partidos políticos, patronales y otro tipo de asociaciones similares)? Pues que, aparte de ahorrarse un montón de millones de euros que vendrían muy bien para ajustar las cuentas públicas en estos momentos, podría suponer la vuelta a los orígenes de algunos sindicatos malacostumbrados que quizás de este modo lograsen su salvación ética, (si no desaparecen en el proceso). Pero en el panorama sindical, a diferencia del panorama político donde ya os decía que no se vislumbran alternativas válidas, sí existe una clara alternativa que ha permanecido casi inalterable en el transcurso de sus más de 50 años de historia y que continua llevando por bandera dos conceptos que resultan imprescindibles: la Autonomía Sindical y la Independencia Política. Esta alternativa es la USO. Paso a detallar algunas de las posibles soluciones que desde la USO proponemos:
La USO considera que el ajuste debería comenzar por eliminar de la Moncloa a los cerca de 700 asesores que no han asesorado nada, y que han errado en todos los diagnósticos realizados; reducir el número de Ministerios y los asesores de los mismos; eliminar las subvenciones a las entidades sociales (patronales, sindicatos, partidos políticos, etc.); una reforma fiscal en profundidad y la lucha contra el fraude fiscal; reducción del 50% de altos cargos y limitación de sus retribuciones; eliminación de los Planes Privados de Pensiones de las AA.PP. y su integración en el sistema público y utilización del software libre en las AA.PP.
Hay soluciones, si no nos las dan tan sólo nos quedará el exigirlas. Por esto es importante la máxima unión de todos los trabajadores y trabajadoras en las próximas movilizaciones. No podemos conformarnos, tenemos que luchar por las soluciones. ¡Ánimo y todos a una¡
Este es, sin duda, un punto positivo, o quizás el único punto positivo, de todo lo ocurrido en la sesión parlamentaria del día 12 de Mayo. Casi todo lo demás resulta una nefasta consecuencia de la pésima gestión, o falta de gestión, de nuestros incompetentes gobernantes.
El que ahora tengan que pagar los platos rotos los pensionistas y los empleados públicos no parece en absoluto razonable. El que se hayan gastado todo el dinero de las arcas públicas en sin sentidos con el único afán de defender una posición política del todo equivocada y que ahora pretendan compensarlo reduciendo los ingresos, ya de por sí muy bajos, de pensionistas y empleados públicos no parece adecuado.
¿Cuántos Ministerios sobran con toda la parafernalia y todo el coste económico que conllevan aparejados? ¿Cuántos asesores que han demostrado sobradamente su inutilidad están de más?
¿Qué garantías tenemos los españoles de que, con estas medidas propuestas, vayamos a despegar y a conseguir dejar atrás esta crisis económica? ¿Cuántas subvenciones con doble intención no deberían existir ni gravar las cuentas públicas?...
Son muchos los interrogantes que podríamos abrir y que, difícilmente, tendrían una respuesta positiva para los intereses de nuestro país y de sus habitantes. Mientras mantengamos aferrados en el poder a los culpables máximos de este descalabro nacional, será muy difícil obtener garantías suficientes que satisfagan a la mayoría de los españoles.
Lo más triste y preocupante de toda esta situación que vivimos en España es la falta de alternativas políticas que existen. A casi nadie le gusta este Gobierno ya, pero a casi nadie le convence el principal partido de la oposición tampoco. Además no existen hoy en día otras alternativas políticas con posibilidades reales de gobernar con garantías en nuestra nación.
Con lo espantosamente mal que está actuando el actual Ejecutivo, un partido serio de oposición con programas y propuestas claras, sin divisiones internas, sin acusaciones penales entre los miembros de sus filas, con un claro líder que cohesionara a todos sus afiliados y simpatizantes, etc… lo habría tenido muy fácil para tener a la inmensa mayoría de los votantes de esta nación de su parte. Pero este no es el caso en España.
Tampoco el panorama sindical es mucho más alentador. Se ha instaurado en nuestro país un bisindicalismo interesado que beneficia a muy pocos y perjudica a muchísimos. Es frecuente oír quejas referentes a la inacción de los sindicatos mayoritarios. Todo el mundo conoce las razones de esta falta de acción ante una situación tan gravísima como la que estamos viviendo en estos momentos pero a nadie parece importarle lo más mínimo. ¿Qué ocurriría si se suprimiesen todas las subvenciones a organizaciones sindicales, (además de a partidos políticos, patronales y otro tipo de asociaciones similares)? Pues que, aparte de ahorrarse un montón de millones de euros que vendrían muy bien para ajustar las cuentas públicas en estos momentos, podría suponer la vuelta a los orígenes de algunos sindicatos malacostumbrados que quizás de este modo lograsen su salvación ética, (si no desaparecen en el proceso). Pero en el panorama sindical, a diferencia del panorama político donde ya os decía que no se vislumbran alternativas válidas, sí existe una clara alternativa que ha permanecido casi inalterable en el transcurso de sus más de 50 años de historia y que continua llevando por bandera dos conceptos que resultan imprescindibles: la Autonomía Sindical y la Independencia Política. Esta alternativa es la USO. Paso a detallar algunas de las posibles soluciones que desde la USO proponemos:
La USO considera que el ajuste debería comenzar por eliminar de la Moncloa a los cerca de 700 asesores que no han asesorado nada, y que han errado en todos los diagnósticos realizados; reducir el número de Ministerios y los asesores de los mismos; eliminar las subvenciones a las entidades sociales (patronales, sindicatos, partidos políticos, etc.); una reforma fiscal en profundidad y la lucha contra el fraude fiscal; reducción del 50% de altos cargos y limitación de sus retribuciones; eliminación de los Planes Privados de Pensiones de las AA.PP. y su integración en el sistema público y utilización del software libre en las AA.PP.
Hay soluciones, si no nos las dan tan sólo nos quedará el exigirlas. Por esto es importante la máxima unión de todos los trabajadores y trabajadoras en las próximas movilizaciones. No podemos conformarnos, tenemos que luchar por las soluciones. ¡Ánimo y todos a una¡
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