Huelga en las AA.PP

En el día de hoy estábamos convocados a huelga general la totalidad de los empleados públicos de toda España. Había una gran expectación por parte de los medios de comunicación, de los partidos políticos, de los sindicatos, del Gobierno y, en general, de toda la sociedad española por conocer el seguimiento que tendría por parte del conjunto de los trabajadores de las Administraciones Públicas. Esto se debe en gran medida a que casi todo el mundo percibe la huelga general de los empleados públicos como una medida de la fuerza de los sindicatos y de su capacidad de convocatoria y de movilización de los trabajadores. Y esto es debido también a que se pretende medir la capacidad de los sindicatos y, suponen que al mismo tiempo, la capacidad organizada de los propios trabajadores.
Este interés por conocer estas capacidades de reacción tanto de los sindicatos como de los trabajadores es lógico teniendo en cuenta la grave situación que nuestro país está atravesando y en la que, por desgracia, aún no hemos tocado fondo. Sin ir más lejos, tenemos a la vuelta de la esquina la temida reforma laboral. Y es temida con toda la razón del mundo. Los temas que se han puesto encima de la mesa de negociación son claramente restrictivos de importantes derechos laborales ya adquiridos y que ahora, de un plumazo, quieren eliminar. Estamos hablando de temas tan importantes como el abaratamiento del despido, la implantación de contratos basura especialmente para los jóvenes, abaratamiento de cuotas por contingencias profesionales para los empresarios, implantación de nuevas modalidades de contratación a tiempo parcial sin prácticamente ningún derecho para el trabajador, nuevos contratos de “formación” en los que ya no será necesaria dicha formación, nuevos contratos con indemnizaciones por despido reducidas y de las que una parte la pagaría el FOGASA, posibles reducciones de las prestaciones por desempleo, etc…
Como se puede apreciar, toda una “joya” de reforma en la que al parecer existe una enorme preocupación por abaratar los despidos y por facilitarle los mismos a los empresarios pero ninguna para garantizar realmente la creación de empleo. Hablamos de empleo de calidad por supuesto ya que la servidumbre y la esclavitud hace ya mucho tiempo que la dejamos bien lejos y así debe continuar.
Volviendo al tema de la huelga general de los empleados públicos de ayer y al seguimiento que tuvo, como casi siempre existe una gran diferencia entre las apreciaciones de algunos de los sindicatos organizadores y convocantes de la misma y entre los datos oficiales de la Administración Pública, Mientras que CCOO y UGT consideran que la huelga fue un éxito y que tuvo un seguimiento de entre un 75% y un 80%, los datos oficiales reflejan que tan sólo tuvo un seguimiento del 10%.
Desde la USO-CÁDIZ, y os recuerdo que USO fue uno de los sindicatos convocantes de la citada huelga, sentimos tener que reconocer que el seguimiento de la huelga se acerca mucho más a los datos oficiales que a los anunciados por otras organizaciones sindicales. Nosotros hemos hecho una estimación in situ y hemos comprobado que el seguimiento real de la huelga general de empleados públicos no ha pasado del 15% y, si la dividimos por sectores, hay sectores en los que no ha llegado ni siquiera al 4%.
Estos datos indican varias cosas. La primera de ellas es que no es una interpretación acertada el considerar que el escaso éxito de la huelga implica que los empleados públicos, en general, están de acuerdo con las medidas de recorte del Gobierno. Lo único que realmente indica es que la mayoría de los empleados públicos tienen salarios que rondan entre los 1000 y los 1200 euros mensuales. Que a esos salarios ya hay que quitarles entre 70 y 80 euros por el recorte y que un día de huelga le significaría otros 60 o 70 euros menos en el mes de Junio. Con esas economías es comprensible que haya que pensárselo. La segunda es que hay que buscar alternativas a las huelgas sectoriales, Considero que ha sido un error el aislar a los empleados públicos creando la falsa sensación de que es un problema exclusivo de los mismos. Estas medidas afectan a mucha más gente y sólo son las primeras. Inevitablemente, con las políticas actuales, tendrán que venir más medidas económicas ya que no se ha hecho nada por el momento para construir empleo ni para reactivar el consumo y, con él, la economía nacional. Cuando, en este mismo mes, llegue la mencionada reforma laboral seguramente afectará en mucha menor medida a los empleados públicos y en mayor a las empresas privadas. No podemos caer en la trampa de enfrentarnos entre los propios trabajadores.
El último indicativo del resultado de la huelga que voy a mencionar en este escrito es el que afecta a la credibilidad y a la capacidad real de representación de los sindicatos. Sobre todo los dos sindicatos mayoritarios estarán viendo que cada vez representan a menos gente, la pena y nuestro lastre es que, por desgracia, los trabajadores tienden a meternos a todos en el mismo saco y tenemos que pagar por pecados no cometidos por nosotros.
De cualquier manera, seguimos creyendo que los trabajadores organizados tienen una fuerza tremenda. Esa fuerza es la que realmente mueve al país, no los gobernantes de turno, ni los partidos de oposición que sólo luchan por alcanzar el poder, ni sindicatos que hace tiempo que olvidaron porqué deben luchar. Aquí sólo podemos ofrecernos para intentar ayudar en esa organización y para pediros que nos dejéis demostrar que no son perjudiciales los sindicatos sino en lo que se han convertido algunos de ellos.

- Alberto J. Pablos de la Marta.-
- Secretario General USO-CÁDIZ